A 1000 metros sobre el cielo


Compartir

Fue especial desde el principio, el día antes de la boda organizaron una fiesta de bienvenida para todos los familiares. Fue en un chiringuito de playa donde la luna y una luz tenue jugaron con la música para hacer la combinación perfecta. Todos estaban tranquilos, disfrutando de las risas y sin preocuparse de las emociones. Ingleses bailando canciones españolas, mayores meneando el esqueleto mejor que los pequeños, una familia unida que empezó a disfrutar de ese día con un poquito de antelación.

Pasamos la resaca por alto y llegamos a ese gran día. La puntualidad inglesa se hizo ver en ese momento. Primero visite a Nathan que estaba esperándome rodeado de sus amigos y familiares con una sonrisa de oreja a oreja dejando entrever la felicidad que había acumulado durante días. Fue mucho más fácil para él tener contacto con la cámara, gracias al pre-boda estaba más relajado y disfrutando de aquel momento. Para mí fue una experiencia nueva ya que normalmente solo están presentes las amigas de la novia mientras se viste, les deje hacer lo que quisieran, solo pretendía capturar la esencia de un grupo de amigos, la complicidad de años de amistad y la sensación de que juntos estaban en casa. Siempre nos da mucho más juego el estar en un hotel y esta ocasión el escenario fue el hotel La Amapola, un lugar tranquilo con espacios decorados con mucho mimo que aprovechamos para conseguir lo que queríamos. Me lo pasé en grande con ellos, a pesar de que no entiendan nuestras gracias al final acabaron haciendo el zorro (quedará entre nosotros la explicación).

Más tarde estuvimos con Almudena. Primero fuimos a su peluquería, dónde se sentía como en casa. Para ella era importante que formase parte de este momento, la confianza de tantos años ha hecho que más que su peluquero fuese un amigo. Y el esmero que tuvieron con ella resulto con un trabajo impoluto, dejando su esencia y realzando sus rasgos dejaron a la novia radiante y feliz. Acabado los retoques nos traslademos a su casa, una casa moderna y con mucho estilo que nos dio infinidad de opciones para hacer fotos. A pesar de que tiene una familia imposible de contar, estaban solos, Almudena decidió disfrutar de esa tranquilidad junto con sus padres y hermano. Primero solo a ella, en ropa interior y muy diferente a lo clásico y después con su familia que a pesar de estar separados por miles de kilómetros tienen una complicad y un cariño que la cámara obedecía sin esfuerzo. Los nervios se quedaron fuera de casa, Almudena estaba feliz, disfrutando de cada instante al lado de los suyos, elegante y muy guapa con un tocado muy original lo teníamos todo dispuesto para el sí quiero.

Acompañada de al menos 50 pajes, la entrada fue de película. Toda su grandísima familia no quería perderse ese momento y conforme iban pasando los minutos las emociones iban aflorando en cada uno de los presentes. Por parte de Nathan leyó su hermana y por parte de Almudena leyó su hermano, palabras que calaron hondo he hicieron saltar más de una lagrima. La fotografía de boda es compleja, porque solo quieres capturar las emociones y la complicidad que hacen especial ese día. No me resulto difícil encontrar miradas cómplices, sonrisas que llegan al alma, abrazos que parecen refugios y besos que alegran el corazón.

Una vez se dieron el sí quiero comenzó la fiesta. El lugar que escogieron para celebrarlo no podía ser otro que el templo que la vio crecer, Los salones Zaira, rodeada de familiares y amigos junto al hombre de su vida. Por su puesto estaba decorado con mucho cariño, no falto ningún detalle para que recordasen este día de la mejor manera posible. Hubo videos graciosos que les dedicaban deseándoles todo lo mejor a los recién casados. Y los amigos tuvieron detalles cargados de significados para cada uno de ellos. La fiesta de desmadró hasta las tantas. Bailaran al compás de la música algunos, otros se dejaban llevar por el ritmo. Lo cierto es que disfrutaron como niños ese día, se le veía en sus miradas, en las carcajadas sonoras que salían de sus pulmones o de los ojos inyectados en sangre por todas las emociones vividas. Como os dije, todo fue especial de principio a fin. Una boda de altos vuelos que solo puede llevarles a un destino; una vida juntos.

Gracias por meterme en esta historia tan bonita y poder disfrutar de ella. Gracias por dejarme crear cosas nuevas y hacerlas realidad. Creo que hemos conseguido un álbum precioso, lleno de buenos momentos que os acompañaran siempre porque a pesar de estar lejos sé que con este recuerdo os lleváis un trocito de aquí.

 



He comprendido que la distancia no destruye ni separa, al contrario, si es sincero todo lo que se siente con el tiempo se hace más y más fuerte. Que el amor no es un puzle que encaje a la perfección sino un cumulo de piezas que van completando a una pareja. Yo no sé de qué están hechas las almas, pero la vuestra estoy seguro de que es una sola. Enhorabuena pareja, disfrutad mucho hoy, mañana y siempre.