Y son de esas personas que lo tienen claro, que no necesitan una vida para darse cuenta de que están hechos el uno para el otro. Diego y Sara son una pareja joven, con muchísima energía y con bastantes sueños por cumplir. Solo les hizo falta pasar dos años juntos para saber que sus vidas tenían que estar unidas.

Ella es de Archena y él de Toledo, por ello decidieron tener un post-boda en la playa, un lugar que quieren tener presente en sus vidas y que mejor momento que este.

No tuvo nada que ver con el día de la boda, muchos más tranquilos saborearon cada momento de este día, disfrutaron y me hicieron disfrutar con su actitud y su predisposición a todo lo que les proponía. Como anécdota, os contaré que antes de empezar la sesión, ambos se tomaron dos Gin-Tonic, para calentar motores, no sé si les hizo efecto o no, pero sin duda fue un aliciente para que lo dieran todo durante el día.

 A pesar de que era verano, el tiempo y los turistas nos pusieron impedimentos para que todo fuese sobre ruedas. Pero al final, buscamos rincones especiales, tranquilos, inolvidables que contribuyeron a la magia del momento. Empezamos con las playas de Mazarrón y terminamos con una puesta de sol espectacular en la Azohia.

Podré hacer mil bodas en Murcia, pero sé que ninguna será igual a la anterior o a la siguiente, cada pareja viene con una historia. Una historia que quiero contar con cada foto que les hago, porque la satisfacción de mi trabajo es que cuando les entrego el álbum, su respuesta sea una sonrisa o un simple “gracias”. Sé que trabajo con la ilusión de las personas, porque fabricamos momentos inigualables que perdurarán en el tiempo