Sabemos que todo esfuerzo tiene su recompensa, pues en la fotografía si te lo preparas, te gusta y le dedicas tiempo tienes unas fotos tan particulares como las de Irene y Andrés en su post-boda. Estuvimos en Granada, pero da igual en que lugar del mundo estuviésemos, siempre puedes sacar algo bueno de cada rincón. Unas oficinas en ruinas de una antigua estación de tren dio color a cada uno de nuestros movimientos. Irene y Andrés llevan casi toda una vida juntos y la complicidad que ellos tienen a pesar de estar una cámara delante es descomunal así que resulto fácil hacer un recuerdo que no solo fuera una imagen sino un sentimiento. El juego con las perchas, el encanto que trasmiten, las cascadas de fondo, el agua entre ellos… Una fotografía diferente, para alguien tan especial como ellos, espero que disfrutaseis de ese día y gracias por confiar siempre en mi.