Después de una boda tan… Sin palabras. Decidí llevármelos a Valencia, una ciudad encantadora con unos paisajes quizás un poco minimalistas, pero aproveche los recursos que la vida cotidiana a veces sin darnos cuenta nos da. Un hombre en una bici o el tráfico de personas que se hacen protagonistas por un día. Camuflados entre la gente pero siempre metidos en su propio mundo, ellos tienen esa magia o simplemente el amor que los deja aislados por momentos, dio igual el ruido, el ritmo que el mundo en si llevaba, ellos se dejaron llevar y yo fui arrastrados por ellos. Sin duda todo estaba de nuestra parte, la Albufera fue otro rincón que visitemos, tranquilo, con una puesta de sol de cine y ellos de paisaje. Unas fotos que con mirarlas te transmiten todo lo que ellos quisieron decir.