Jaime y Esmeralda


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Fue en Septiembre uno de los mejores días de sus vidas, Jaime y Esmeralda pusieron punto y seguido a una historia que tuve el privilegio de vivir y capturar en imágenes.

Esmeralda ya era una conocida para mí, una chica agradable que pone todo su empeño para que todo salga bien. Me sorprendió porque ha sido de las pocas novias que ha estado arreglada antes de que yo llegase y eso es una misión imposible en este día para ellas. La casa estaba preciosa, rodeada de su familia, sin nervios y con muchas ganas de disfrutar, Esmeralda me hizo el trabajo mucho más fácil. También llegaron sus amigas, que tienen una complicidad que asusta. Fueron momentos de miradas, de  risas y abrazos, creo que no había nadie que no estuviese disfrutando. 

Jaime se lo tomó con tranquilidad, antes de vestirse estuvo con sus amigos tomándose algo en platea. Tenían confianza con el jefe, así que estuvieron celebrando antes de tiempo entre botellas de champan este día. Cuando fue a vestirse tenía a su familia al lado, con sus hermanos y padre tiene un vínculo increíble y el cariño con su madre es maravilloso. 

Eligieron un entorno rodeado de naturaleza, para darse el SI QUIERO en el jardín de la Santa. Amigos y familiares esperaron impacientes la llegada de la novia y he de destacar que fue Jaime y no el padre de Esmeralda quien le abrió la puerta del coche, algo que quería hacer y no pudo resistirse. Ya sabéis que este momento es emotivo, aquí es dónde se escapa más de una lagrima, donde el hormigueo permanece durante una hora en la tripa, donde las miradas callan todas esas palabras que se quieren decir, dónde una caricia te pone los pelos de punta, dónde los novios se miran de frente sabiendo que todo va a cambiar, que antes eran dos y ahora serán tan solo uno. No pudieron tener más complicidad, no pudieron derrochar más cariño, ya eran marido y mujer y eso les hacía inmensamente felices.  

Una cena al aire libre, con un sitio decorado al más mínimo detalle, creo que fue espectacular pero lo mejor de todo vino después. Se trasladaron a un huerto para hacer una auténtica fiesta. Sin tanto protocolo ni miramientos de una boda se lo pasaron de lujo, ellos y todos los invitados. Hubo dj, grupo de música e invitados con pilas interminables. Si no fuese porque al día siguiente tenía que trabajar me hubiera quedado disfrutando de aquello.

Supisteis sacar lo mejor de mí para terminar con un trabajo que es perfecto. Supisteis disfrutar de cada instante con amigos y familiares. Hicisteis un recuerdo que permanecerá en el tiempo. Espero y deseo que cada vez que veáis este álbum podáis vivir todas las emociones que dan vida a estas imágenes. Que no son simples fotografías, que cada una cuenta una historia. 



Y ahora espero que todo ese cariño, esa complicidad con el que os disteis el sí quiero, dure eternamente, porque no hay nada más bonito que ver a dos personas mirarse y que aunque el mundo esté en llamas ellos sigan bailando bajo la lluvia. Enhorabuena pareja, gracias por confiar en mí.